Las vacunas Moderna y Comirnaty B4-5 no contienen nitrógeno ni fósforo, por lo que no contienen ARNm.

Está declarado oficialmente que las vacunas contra la COVID contienen nanopartículas
obtenidas mediante la nanotecnología (1,2). Según diversos estudios, la nanotecnología puede
causar varios efectos adversos, incluido el daño al ADN. Sin embargo, el prospecto de estos
productos experimentales indica claramente que no se han realizado estudios de
carcinogenicidad ni genotoxicidad, ya que se asumió que estos productos no tienen potencial
genotóxico (3).
Es poco conocido, incluso por médicos o farmacéuticos, que la nanotecnología no está claramente regulada
y que los nanoelementos tienen propiedades diferentes a las que presentan a mayor escala. La nanoindustria
está extremadamente bien financiada y la nanotecnología se utiliza en numerosos campos, incluido el
farmacéutico. La toxicidad de los productos de la nanotecnología está escasamente estudiada, lo que suscita
serias sospechas sobre la seguridad de su uso. Los profesionales de diversos campos no están familiarizados con
las propiedades especiales de los nanoproductos ni con los problemas de toxicidad que plantean, lo cual resulta
difícil de explicar, ya que estas tecnologías se han utilizado durante muchos años en numerosos campos.
Aunque los fabricantes eran conscientes de estos problemas regulatorios con respecto a la
nanotecnología y sus posibles efectos tóxicos, las vacunas contra la COVID fueron aprobadas,
distribuidas y anunciadas como “seguras y eficaces”. Esta observación podría ser útil en acciones
legales tanto contra los fabricantes como contra aquellos que las presentaron al público como seguras.
Dada la multitud de incertidumbres sobre las vacunas contra la COVID, incluida su composición,
decidí llevar a cabo, en octubre de 2023, un análisis de la Vacuna Moderna, así como de la vacuna
Comirnaty Ómicron B4-5, con la ayuda de un profesional de la microscopía electrónica.